miércoles, 28 de julio de 2010

Financial overhaul o la gran estafa de la regulación financiera.


Estos días desde EEUU nos están vendiendo que se ha aprobado “la reforma financiera más ambiciosa desde 1930” (USA Today 15/07/2010), que hemos entrado en una nueva era de regulación financiera (Washington Post), que se pretenden corregir “las causas que provocaron el caos de 2008 y arrastraron a la economía en la recesión”. Pero como ya hemos explicado en otras ocasiones, el ritmo y tiempo de la bolsa es infinitamente superior al de la pretendida regulación. Mientras Wall Street corre (cotizaciones en tiempo real con superordenadores que calculan valores en nanosegundos) los gobiernos se arrastran, reman, se ahogan. Regulan con retraso y cierta obsolescencia.
Los gobiernos desechan la idea de evitar próximas crisis y tan solo buscan soluciones de contención de sus efectos. Las diferentes medidas adoptadas consisten en resolver los problemas de solvencia y quiebras bancarias. Las multiples enmiendas republicanas han ido vaciando de substancia la “Financial overhaul” mientras Basilea III se conforma con aumentar las reservas de capital (las famosas provisiones) que deben constituir los bancos. De cualquier manera las nuevas reglas no deberían aplicarse hasta dentro de cinco o diez años para no “entorpecer la recuperación económica ni bloquear la concesión de créditos”! Por otro lado, todos saben que cualquier aumento de costes para la banca se repercutiría en los clientes de los bancos.
Así que poco o nada ha cambiado. Para el 58% de los economistas americanos la reforma es muy light. Los límites que se han establecido para arriesgar capital o ya se habían adoptado de facto o son límites con cursor, o sea que se pueden variar en función de la voluntad de los propios bancos. Los ingresos de los dirigentes no se han tocado ni los dividendos de los accionistas aunque ello suponga costes adicionales para los clientes con aumentos de comisiones que una banca omnipotente impondrá sin que nadie pueda rechistar. Mientras tanto los bancos centrales no solo no hacen nada sino que hacen como los demás, pierden su credibilidad mientras generan hiperinflación y vierten miseria por el mundo.

La ingeniería financiera tan imaginativa como nociva en estos tiempos de colapso de la economía real, sigue ofreciendo productos que son el pan de hoy y la devastación para mañana. Goldman Sachs que tan bien parada salió de la crisis “subprime” ha visto caer sus beneficios del primer trimestre de 2010 en un 82% con respecto al año pasado por tres razones: 1) el pago del contencioso que tenía con la SEC (Securities & Exchange Commission) cuyo coste se eleva a 550 millones de dólares, 2) el impuesto sobre los pluses o bonus en Reino Unido, otros 600 millones y 3) pérdidas por operaciones de “trading”. En cuanto al pago del contencioso evocado resulta bastante instructivo. Responde a una acusación de fraude (por ello pagara 300 millones de multa) por haber omitido comunicar a sus clientes que el paquete de créditos “subprime” incluidos en el CDO (Collateralized–Debt Obligation) ABACUS 2007-AC1 (bonito nombre) había sido concebido por terceros como una apuesta por el “default” del título en cuestión y a quiénes interesaba que los créditos no fueran reembolsables. Los 250 millones de dólares restantes se pagaron a los clientes Royal Bank of Scotland y el banco alemán IKB.

Aprovecho aquí para dar un repaso no exhaustivo al fértil glosario de la ingeniería financiera para mostrar algunas de sus aberraciones. Los CDO son una apuesta por la caída o depreciación de un producto financiero. No contentos con esto se crearon los CDO sintéticos, un producto derivado más. Permiten aumentar las ganancias por la bajada de valor de los CDO. No son instrumentos de deuda. El dinero que ahí se invierte no son capitales invertidos por prestamistas, son capitales prometidos por aquellos apostantes que pierden su apuesta con los que ganan. Estamos en la economía de casino pura y dura!
Podemos añadir al bestiario financiero ratios contra cíclicos, Cocos, Living wills y Bail-in.
Los Cocos (contingent core capital) son un tipo especial de obligación bancaria sometido a una cláusula de “metamorfosis automática” que transforma esta deuda en capital propio si el ratio de solvencia de dicho banco baja por debajo de un cierto límite reglamentario. El objetivo es consolidar la base de fondos propios y hacer subir mecánicamente su ratio a niveles más aceptables.
Los Living wills, más conocidos como testamentos bancarios se sitúan en la hipótesis de una bancarrota. Se anticipa en frio el posible despiece del banco permitiendo identificar los activos (filiales, departamentos…) susceptibles de ser vendidos en un breve espacio de tiempo para obtener liquidez para una eventual recapitalización. Las propias entidades financieras asumen de esta manera su más que probable bancarrota incluyéndose así en sus procedimientos de gestión al tiempo que esperan que los acontecimientos no sean hasta cierto punto dramáticos.
Los Bail-in son una prolongación de esta lógica de la aceptación de la quiebra mezclando Cocos y Living wills. Contempla adelantar cesiones que se van a efectuar combinándolas con un plan global de reestructuración de capital. En primer lugar se reconocerían severa y rápidamente las deudas aunque ello suponga la destrucción de la base de fondos propios. En segundo lugar se reconstruiría esa base por conversión en equity de acciones preferenciales y deudas subordinadas. Por fin se abriría una línea de liquidez por un consorcio bancario excepcional. La banca está anticipando así su propia caída que parece ser solo una cuestión de tiempo.

La razón del mas fuerte
No podemos evitar pensar que los gobiernos se dejan engañar cuando no son cómplices de un engaño de las masas y que sin duda quieren aparentar que se está actuando. Son aspavientos de política mediocre de carácter populista que por ignorancia o maquiavelismo (su razón de Estado) nos va abocando a pasos agigantados hacia la Gran depresión de nuestro siglo.

miércoles, 14 de julio de 2010

14 de julio, fiesta nacional francesa

La Revolución francesa fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema conocido como el Antiguo Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799. Es fiesta nacional solo desde 1880 durante la IIIa república.

Si bien la organización política de Francia osciló entre república, imperio y monarquía constitucional durante 71 años después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del absolutismo y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, y en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida en que lo derrocó con un discurso capaz de volverlo ilegítimo.

Causas
En términos generales fueron varios los factores que influyeron en la Revolución: un régimen monárquico que sucumbiría ante su propia rigidez en el contexto de un mundo cambiante; el surgimiento de una clase burguesa que nació siglos atrás y que había alcanzado un gran poder en el terreno económico y que ahora empezaba a propugnar el político; el descontento de las clases populares; la expansión de las nuevas ideas liberales; la crisis económica que imperó en Francia tras las malas cosechas agrícolas y los graves problemas hacendísticos causados por el apoyo militar a la independencia de Estados Unidos. Esta intervención militar se convertiría en arma de doble filo, pues, pese a ganar Francia la guerra contra Gran Bretaña y resarcirse así de la anterior derrota en la Guerra de los Siete Años, la hacienda quedó en bancarrota y con una importante deuda externa. Los problemas fiscales de la monarquía, junto al ejemplo de democracia del nuevo Estado emancipado precipitaron los acontecimientos.

Desde el punto de vista político, fueron fundamentales ideas tales como las expuestas por Voltaire, Rousseau o Montesquieu (como por ejemplo, los conceptos de libertad política, de fraternidad y de igualdad, o de rechazo a una sociedad dividida, o las nuevas teorías políticas sobre la separación de poderes del Estado). Todo ello fue rompiendo el prestigio de las instituciones del Antiguo Régimen, ayudando a su desplome.

Desde el punto de vista económico, la inmanejable deuda del Estado fue exacerbada por un sistema de extrema desigualdad social y de altos impuestos que los estamentos privilegiados, nobleza y clero no tenían obligación de pagar, pero que sí oprimía al resto de la sociedad. Hubo un aumento de los gastos del Estado simultáneo a un descenso de la producción agraria de terratenientes y campesinos, lo que produjo una grave escasez de alimentos en los meses precedentes a la Revolución. Las tensiones, tanto sociales como políticas, mucho tiempo contenidas, se desataron en una gran crisis económica a consecuencia de los dos hechos puntuales señalados: la colaboración interesada de Francia con la causa de la independencia estadounidense (que ocasionó un gigantesco déficit fiscal) y el aumento de los precios agrícolas.

El conjunto de la población mostraba un resentimiento generalizado dirigido hacia los privilegios de los nobles y el dominio de la vida pública por parte de una ambiciosa clase profesional y comerciante. El ejemplo del proceso revolucionario estadounidense abrió los horizontes de cambio político.

Estalla la revolución
El 11 de julio de 1789, el rey Luis XVI, actuando bajo la influencia de los nobles conservadores al igual que la de su hermano, el Conde D'Artois, despidió al ministro Necker y ordenó la reconstrucción del Ministerio de Finanzas. Gran parte del pueblo de París interpretó esta medida como un auto-golpe de la realeza, y se lanzó a la calle en abierta rebelión. Algunos de los militares se mantuvieron neutrales, pero otros se unieron al pueblo por el miedo a lo que les podría suceder.

El 14 de julio el pueblo de París respaldó en las calles a sus representantes y, ante el temor de que las tropas reales los detuvieran, asaltaron la fortaleza de la Bastilla, símbolo del absolutismo monárquico, pero también punto estratégico del plan de represión de Luis XVI, pues sus cañones apuntaban a los barrios obreros. Tras cuatro horas de combate, los insurgentes tomaron la prisión, matando a su gobernador, el Marqués Bernard de Launay. Si bien sólo cuatro presos fueron liberados, la Bastilla se convirtió en un potente símbolo de todo lo que resultaba despreciable en el Antiguo Régimen. Retornando al Ayuntamiento, la multitud acusó al alcalde Jacques de Flesselles de traición, quien recibió un balazo que lo mató. Su cabeza fue cortada y exhibida en la ciudad clavada en una pica, naciendo desde entonces la costumbre de pasear en una pica las cabezas de los decapitados, lo que se volvió muy común durante la Revolución.

La Revolución se fue extendiendo por ciudades y pueblos, creándose nuevos ayuntamientos que no reconocían otra autoridad que la Asamblea Nacional Constituyente. Los campesinos dejaron de pagar impuestos y destruyeron castillos y todo lo que simbolizaba a la aristocracia. La Asamblea Nacional, actuando detrás de los nuevos acontecimientos, suprimió por ley las servidumbres personales (abolición del feudalismo), los diezmos y las justicias señoriales, que ya habían sido suprimidos de hecho por el campesinado, instaurando la igualdad ante el impuesto, ante penas y en el acceso a cargos públicos. El rey, junto con sus seguidores militares, retrocedió al menos por el momento. Lafayette tomó el mando de la Guardia Nacional de París y Jean-Sylvain Bailly, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, fue nombrado nuevo alcalde de París. El rey visitó París el 27 de julio y aceptó la bandera tricolor.

Sin embargo, después de estos actos de violencia, los nobles, no muy seguros del rumbo que tomaría la reconciliación temporal entre el rey y el pueblo, comenzaron a salir del país, algunos con la intención de fomentar una guerra civil en Francia y de llevar a las naciones europeas a respaldar al rey. Éstos fueron conocidos como los émigrés («emigrados»).

La insurrección y el espíritu de poder popular siguieron extendiéndose por toda Francia. En las áreas rurales se llevaron a cabo actos de quema de títulos sobre tierras, y varios castillos y palacios fueron atacados. Esta insurrección agraria se conoce como La Grande Peur («el Gran Miedo»).

El 4 de agosto de 1789, en la llamada «Noche de la locura», la Asamblea Nacional Constituyente abolió el feudalismo, eliminando las prebendas que recibía el clero y los derechos señoriales de los nobles (como por ejemplo, el privilegio de no pagar impuestos del que gozaban). En cuestión de horas, los nobles y el clero perdieron sus privilegios. El curso de los acontecimientos estaba ya marcado, si bien llevó cuatro años la implantación del nuevo modelo.

Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano


La Declaración establece los principios que serán la base de la legitimidad de la nueva sociedad. Cada artículo condena los principios, las instituciones y las prácticas del Antiguo Régimen: "El principio de toda soberanía reside esencialmente en la nación". La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano considera legítima la revuelta de los diputados en contra de la monarquía, al declarar como derecho imprescriptible del hombre la "resistencia a la opresión".

La Declaración tiene un alcance general y orientado hacia el futuro. Los Constituyentes enumeran los "derechos inherentes a la naturaleza humana", que no son derechos creados por los revolucionarios, sino que son derechos constatados. Es la consecución de la filosofía del Siglo de las Luces.

El artículo 2 enumera los derechos naturales e imprescriptibles del hombre, que son anteriores a los poderes establecidos y son considerados como aplicables en cualquier lugar y cualquier época:

* la libertad
* la propiedad
* la seguridad
* la resistencia a la opresión

Muchos artículos son dedicados a la libertad:

* Artículo 1: "Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos";
* Los artículos 4 y 5 intentan definir y circunscribir la libertad. Es definida como "lo que no perjudica a nadie" y sólo la ley le puede poner límites;
* Los artículos 7, 8 y 9 precisan las características de la libertad individual: presunción de inocencia e irretroactividad de la ley;
* Los artículos 10 y 11 se refieren a la libertad de opinión, de prensa y de consciencia.

El principio de igualdad es establecido en el artículo primero, la igualdad ante la Hacienda Pública en el artículo 13 (en respuesta a la reivindicación más repetida en los Cuadernos de quejas), y la igualdad frente a la ley en el artículo 6 (igualdad para acceder a los cargos públicos sólo con base en las capacidades individuales).

La propiedad es un derecho inviolable y sagrado (artículo 17). Según este artículo "Nadie puede ser privado de ella, excepto cuando la necesidad pública, legalmente constatada, lo exige con evidencia y con la condición de una indemnización previa y justa."

Los artículos que definen al ciudadano dentro de la organización del sistema político son menos precisos y son condicionados por el recelo hacia el Antiguo Régimen. El artículo 6 afirma que la ley es la expresión de la voluntad general, la expresión de la soberanía y la fuente de los poderes públicos. El artículo 16 estipula la división de poderes. Según el artículo 15, los agentes públicos son responsables de su gestión y la sociedad tiene el derecho de pedirles que rindan cuenta de ella. No se mencionan sin embargo los derechos sociales, que proceden de una definición distinta de la palabra "derecho": la Declaración determina la legitimidad de los actos, mientras que los derechos sociales definen garantías materiales.

Los miembros de la Asamblea Constituyente manejaban ideas generales y conceptos teóricos, pero no definieron las condiciones concretas en las que se debía de establecer el gobierno del pueblo. Plantearon principios trascendentales, pero no precisaron nada acerca de su aplicación concreta. Este texto servirá de base a todos los regímenes que se inscriben dentro de una tradición republicana.

La Declaración de 1789 ha inspirado un gran número de textos similares en Europa y América Latina. La tradición heredada de la Revolución francesa está también presente en la Convención Europea de los Derechos Humanos, firmada en Roma el 4 de noviembre de 1950.

enlaces:
http://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_francesa
http://es.wikipedia.org/wiki/Declaraci%C3%B3n_de_los_Derechos_del_Hombre_y_del_Ciudadano

domingo, 11 de julio de 2010

"Alemania juega un papel destructivo"


Copio y pego directamente de El País. Como ya sabéis ando un poco ocupado asi que, aunque sea la solución "del vago" os propongo este articulo que hace balance de lo que hemos podido leer aquí y allá sobre los últimos acontecimientos económicos. Como de costumbre os aconsejo que no sacralicéis todo lo que se dice y mantengáis vuestro espíritu critico siempre alerta.

Paul Robin Krugman (28 de febrero de 1953) es un economista, divulgador y periodista norteamericano, cercano a los planteamientos neokeynesianos. Actualmente es profesor de Economía y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton. Desde 2000 escribe una columna en el periódico New York Times. En 2008 fue galardonado con el Premio Nobel de Economía.
Cuando Paul Krugman recibió en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias, en octubre de 2004, ya advirtió que Estados Unidos estaba viviendo en los años veinte del siglo pasado, esos años que acabaron de bruces en la Gran Depresión y que ahora planean cual espada de Damocles sobre la economía global. Si el premio Nobel de Economía de 2008 mantiene la misma capacidad de predicción, no cabe esperar buenos tiempos para la eurozona. "No me sorprendería ver a uno o dos países forzados a salir del euro". Y pone nombres. "Creo que hay una posibilidad plausible de que Grecia se vea obligada a salir [del euro] y ese contagio provocaría serios problemas en todos los demás, especialmente en Portugal, y luego posiblemente España e Irlanda se verían atrapadas" en ese lío. Pese a todo, "no veo que Europa se colapse", admitió, "y estaría realmente sorprendido si Francia, Alemania o los países del Benelux no se aferrasen a la moneda única en el futuro más inmediato".
El alcance de los problemas europeos preocupa más allá de las fronteras del euro y centró, sin dudas, la conversación que Krugman mantuvo esta semana con periodistas de varios medios de comunicación de todo el mundo, aquellos con derechos para publicar sus tribunas de opinión. Sin embargo, no fue el tema que discutió con mayor ardor.

El premio Nobel y profesor de Princeton mantiene en las últimas semanas un duro enfrentamiento intelectual y dialéctico contra quienes defienden que ha llegado la hora de imponer la austeridad a las cuentas públicas después de los estímulos masivos que se han aprobado estos años para combatir la recesión. Ese era, en esencia, el mensaje que trasladó el G-20 en su última reunión en Toronto, aunque con distintas velocidades según los países, y Krugman no oculta su frustración. "Fue algo escandaloso, dado que el estado de la economía mundial se encuentra muy lejos de haberse recuperado". Y la receta, en su opinión, no es otra que más estímulos.

Sin embargo, él mismo reconoce que no es lo mismo que la nueva ronda de gasto público que él defiende -keynesianista hasta el final- los lleve adelante una gran economía como Estados Unidos o Europa en su conjunto, a que lo hagan economías de menor tamaño como Letonia, Irlanda o incluso España.

"La austeridad española tendría muchas más posibilidades de funcionar si Alemania no siguiera también una política de austeridad. Y todas las políticas tendrían más efectividad si el BCE adoptara con firmeza políticas expansionistas". Pero dado el juicio de los mercados, Krugman admite que "claramente España no está en una posición de llevar a cabo una política expansiva en solitario, pero eso podría funcionar si otros lo hicieran". Krugman demuestra seguir muy de cerca la actualidad económica del país y salpica su charla -menos fluida de lo que él quisiera ante los efectos de un imprevisible catarro veraniego- de multitud de ejemplos sobre la situación de la economía española.

Menos comprensivo se muestra con la situación de Alemania que, en su opinión, "está adoptando una posición que no solo no es buena para Alemania sino que es realmente mala para Europa". Es más, "Alemania está jugando un papel realmente destructivo. Está empujándose a sí misma y al resto de Europa por la vía de la autodestrucción", sentencia. Todo porque "parte del problema de la zona euro es que hay muchas vías de contagio, de forma que la austeridad de un país llevan a la depresión a los demás países" y "la austeridad puede parecer bien para un país porque reduce su deuda, pero no tiene en cuenta el coste que impone a sus vecinos con una política restrictiva".

Tampoco tiene un juicio benévolo para la autoridad monetaria europea. De hecho, compara las apelaciones a la necesidad de ajuste fiscal del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, con las que hizo el presidente estadounidense Herbert Hoover en 1932, que no hicieron otra cosa que agravar la recesión, "y eso es bastante deprimente". "Hay una vieja broma que dice que el euro es un complot de los italianos para tener por fin banqueros centrales alemanes y algo de eso hay", bromea.

En el fondo, el problema de la eurozona, asegura, "no es solo una crisis de deuda" y el mejor ejemplo, en su opinión, es España, "que tenía un presupuesto equilibrado y una deuda a la baja respecto al PIB hasta que la crisis financiera le golpeó". Se trata de los problemas que conlleva una unión monetaria "que, en cierta forma, nunca cumplía los criterios para compartir una moneda única". "Los problemas que nos aseguraron que no serían tan severos han resultado ser más severos de lo que incluso los más pesimistas imaginaron nunca", apunta.

¿Qué hacer, pues, para que funcione? Paul Krugman defiende una mayor integración fiscal, aunque reconoce que algunos planteamientos "no formarán parte de la agenda ni en los próximos 10 años ni en las generaciones venideras". "La situación sería menos severa si, por ejemplo, las pensiones españolas estuvieran cubiertas por una especie de seguridad social [a nivel federal], como en Estados Unidos". Un objetivo que él mismo admite como irreal, aunque sí defiende avances en esa dirección. A ello habría que añadir una política económica más expansiva y una mayor permisividad con la inflación por parte del BCE. "Una eurozona con una tasa de inflación del 3% o del 4% tendría mucho más fácil hacer los ajustes que con una tasa del 1% o del 2%" y es precisamente, en su opinión, la falta de integración de la zona euro lo que da mayores argumentos para que el BCE fije el objetivo de precios por encima del de la Reserva Federal de EE UU, actualmente en el 2%.

Lo que no aparece, al menos en sus previsiones hoy por hoy, es que, con austeridad o sin ella, la economía mundial vuelva a entrar en recesión. "Es difícil ver cómo va a acabar este periodo de débil demanda a nivel mundial; puede llevar un tiempo antes de que termine", admite. "Una vuelta a la recesión propiamente dicha no lo veo, pero un entorno de desaceleración del crecimiento que impida que se cree empleo probablemente sí, y eso es lo que me asusta".

Si algo ha puesto también en evidencia esta crisis, afirma Krugman, es que la posibilidad de que el euro fuera la moneda de reserva mundial alternativa al dólar se ha desvanecido de facto. "El mercado de bonos europeo es profundo y amplio en tanto en cuanto los bonos denominados en euros sean considerados iguales. Una vez que estás en una situación en la que el mercado establece marcadas diferencias entre los bonos franceses, los alemanes y ni qué decir de los bonos españoles y los griegos ya no hablamos de un mercado único sino de mercados nacionales individuales que ni de lejos tienen la magnitud del mercado estadounidense, lo que significa que el papel especial del dólar como moneda de reserva se ha ampliado", advierte.

jueves, 8 de julio de 2010

Grigori Perelmán


Os voy a contar ahora la fabulosa historia de Grigori "Grisha" Yákovlevich Perelmán sin duda alguna el mas genial matemático de nuestro tiempo (extraigo la mayor parte de los datos de nuestra amiga Wiki). Nació el 13 de junio de 1966 en Leningrado, URSS (ahora San Petersburgo, Rusia), ha hecho históricas contribuciones a la geometría riemanniana y a la topología geométrica. En particular, ha demostrado la conjetura de geometrización de Thurston, con lo que se ha logrado resolver, afirmativamente, la famosa conjetura de Poincaré, propuesta en 1904 y considerada uno de los problemas abiertos más importantes y difíciles en matemáticas.

Se trata de un problema fundamental tanto en matemáticas como en física, dado que busca la comprensión de la forma que pueda tener el universo. El problema trata de la geometría de los espacios multidimensionales y resulta clave para la topología.


En un esfera-2 ordinaria, cualquier lazo se puede apretar continuamente a un punto en la superficie. ¿Esta condición caracteriza la esfera-2? La respuesta es sí, y ha sido conocida por mucho tiempo. La conjetura de Poincaré hace la misma pregunta, la más difícil de visualizar: esfera-3. Grigori Perelmán probó eso de nuevo, la respuesta es afirmativa.

En agosto de 2006 se le otorgó a Perelmán la Medalla Fields por "sus contribuciones a la geometría y sus ideas revolucionarias en la estructura analítica y geométrica del flujo de Ricci". La Medalla Fields es considerada el mayor honor que puede recibir un matemático, es como un Nobel salvo que se otorga cada cuatro años! Sin embargo, él declino tanto el premio como asistir al Congreso Internacional de Matemáticos. Sir John Ball, presidente de la Unión Matemática Internacional, se dirigió a Perelmán en San Petersburgo en junio de 2006 para persuadirlo de que aceptara el premio. Luego de 10 horas de persuasión durante dos días, se rindió. Dos semanas más tarde, Perelmán resumió la conversación así: "Él me propuso tres alternativas: acepta y ven; acepta y no vengas, y te enviaremos la medalla luego; tercero, no aceptes ni vengas. Desde el principio le dije que había escogido la tercera." Siguió diciendo que el premio "era completamente irrelevante para mí. Todo el mundo entiende que, si la demostración es correcta, entonces no se necesita ningún otro reconocimiento".

El 18 de marzo de 2010, el Instituto de Matemáticas Clay anunció que Perelmán cumplió con los criterios para recibir el primer premio de los problemas del milenio de un millón de dolares, por la resolución de la conjetura de Poincaré. Luego de rechazar dicho premio, declaró:
“No quiero estar en exposición como un animal en el zoológico. No soy un héroe de las matemáticas. Ni siquiera soy tan exitoso. Por eso no quiero que todo el mundo me esté mirando.”
Desde la primavera de 2003, Perelmán no trabaja en el Instituto Steklov. Se dice que sus amigos han afirmado que actualmente encuentra las matemáticas un tema doloroso de discusión; algunos dicen incluso que ha abandonado las matemáticas por completo. Según una entrevista reciente, Perelmán está actualmente desempleado, vive con su madre en San Petersburgo. Se dice también que en realidad no está decepcionado de las matemáticas, sino más bien inmerso en la idea galileana de que "El humilde razonamiento de uno vale más que la autoridad de miles"; así pues, ha preferido aislarse, seguir estudiando y no someterse a autoridades arbitrarias no matemáticas.
Realmente curioso este genio que el mismo John Nash (el de verdad) define como "poco convencional". ¿Es unicamente la codicia el motor de la humanidad o quizá algo mas...? Ninguno de los grandes hombres de ciencias o mentes privilegiadas de este mundo os dirá que lo que hace lo hace por dinero, y sin embargo sin investigación básica (fundamental) no habría investigación aplicada que tanta riqueza genera.

sábado, 3 de julio de 2010

Apuntes de actualidad

Estamos entrando en una fase decisiva de la “gran catástrofe económica de nuestro siglo”. Es ya público y notorio que el corazón de la economía late en los parqués de las bolsas mundiales, más virtuales que nunca. Jamás la economía productiva había contado tan poco, nunca el destino de los pueblos y naciones se había concentrado en tan pocas y tan deshumanizadas manos. La bolsa tiene un funcionamiento muy similar al de un moribundo que sufre arritmias constantes antes del colapso final. La volatilidad es extrema y cualquier noticia, novedad, anuncio o reunión se convierte en pretexto para especular. Lo que parece ser fuente de optimismo o de esperanza sobre un hipotético arranque de la recuperación se vuelve a las pocas horas un fiasco con la llegada de nuevos datos de la economía real.

Mientras esto ocurre la casta política que nos dirige jamás ha estado menos preparada (Zapatero es un simple licenciado en derecho, Merkel doctora en Física, Sarkozy licenciado en derecho, Obama licenciado en derecho, Medvedev ha estudiado derecho y se ha doctorado en derecho civil, David Cameron es quizá una excepción estudió Filosofía, Políticas y Economía en la Universidad de Oxford, obteniendo los mejores resultados de su promoción pero acaba de llegar y no hay que olvidar el componente ideológico que tanto enajena a los políticos,…) ni ha sido menos valiente. Al fin y al cabo parece que nos encaminamos hacia soluciones nacionales cuando no regionales ya que las economías por su naturaleza diferenciadas no proponen, ni les valen recetas globales. Las últimas reuniones del G20 y del G8 son una clara manifestación de inutilidad, irresponsabilidad, pasividad, falta de objetivos y un largo etcétera de todo aquello que lleva al mundo a un caos sin retorno. Es un “sálvese quien pueda”, un “qué cierre el ultimo”.

Errores de estrategia industrial
Hay lo que podríamos llamar errores fundacionales del caos. Parecía una estrategia infalible cuando en los años ochenta se decidió que la industria se podía deslocalizar a países con costes de mano de obra mucho más baratos. Se pensó entonces que los países occidentales se reservarían la innovación y la producción de materia gris. Este arma de doble filo permitía a la oligarquía patronal debilitar a los potentes sindicatos sectoriales americanos ya que el mundo obrero, considerado como la única fuerza capaz de oponerse a sus ambiciones, iba a conocer entonces una fase de descomposición y decadencia que aun hoy perdura.
Recientemente Paul Craig Roberts, antiguo secretario del Tesoro bajo Ronald Reagan, en una nota publicada en el libro « Outsourcing America » editado por la American Management Association afirmaba que la deslocalización era el “oro de los locos” que solo ven a corto plazo. Añade que no es posible creer que la destrucción de miles de empleos altamente cualificados y el consiguiente transfer de tecnologías punta que reduce la substancia de las empresas a simples oficinas de estudio o en servicio de ventas reduciendo al tiempo el número de consumidores potenciales pueda generar prosperidad. Siempre se ha negado en EEUU el efecto nefasto de las deslocalizaciones con la ayuda de estudios engañosos y de una gran parcialidad que pagaban las mismas empresas.
Economistas incapaces de ver más allá de su doctrina de rentabilidad cortoplacista con la obsesiva reducción de costes suponían que ello produciría empleos de mejor calidad para aquellos trabajadores que eran deslocalizados, pero nunca eran capaces de identificar ese tipo de empleos. La realidad era que un tercio de esos trabajadores se convertían en parados. Para aquellos que lograban encontrar otro trabajo debían aceptar importantes bajadas de salario. Algunos que habían logrado encontrar empleo en la informática se enfrentaban diez años más tarde a nuevas deslocalizaciones. Porque hay que entender que todo es deslocalizable. Esta política ha producido un paro crónico en todos los países occidentales, un chantaje permanente al asalariado con la consiguiente caída del poder adquisitivo que solo ha podido compensar el endeudamiento
Evidentemente los países antaño manufactureros como China o la India no se han conformado con ese estatus y también se han vuelto productores de materia gris e innovación, pudiendo a medio plazo librarse de la tutela de las grandes multinacionales occidentales. No obstante sus economías dependen aun de la demanda de los países “ricos” y su competitividad depende de una mano de obra que roza la miseria. Esto constituye un freno importante para su desarrollo interno.

Una dictadura ideológica
Al margen de la reunión del G-20 en Toronto tuvieron lugar más de 900 detenciones en lo que ya es la operación represiva más importante de la historia de Canadá. Arrestos injustificados, identificación y fichaje de los principales activistas, allanamiento de residencias privadas, violencia, brutalidad, intimidación y acoso acompañaron el anuncio de planes de austeridad sin precedentes al tiempo que la banca se libraba de pagar tasas o impuestos suplementarios después de haber recibido más de veinte billones de dólares de ayudas. Todo ello para consolidar un sistema capitalista financiero en que una ínfima minoría se enriquece enormemente en detrimento de una gran mayoría. Cada vez parece más evidente que la violencia económica va siempre acompañada de un Estado policial que con el pretexto de luchar contra el terrorismo y favorecido por el miedo que transmiten medios de comunicación al servicio de “la causa” reduce progresivamente las libertades civiles y derechos fundamentales.

La UE vigilará a los ciudadanos de opiniones radicales (sacado de http://www.cuartopoder.es/)
Entre los logros de la Presidencia española de la Unión Europea, ha pasado prácticamente desapercibida la aprobación de un programa de vigilancia y recolección sistemática de datos personales de ciudadanos sospechosos de experimentar un proceso de “radicalización”. Este programa puede dirigirse contra individuos involucrados en grupos de “extrema izquierda o derecha, nacionalistas, religiosos o antiglobalización”, según figura en los documentos oficiales.
El pasado 26 de abril, el Consejo de la Unión Europea reunido en Luxemburgo abordó el punto del orden del día titulado “Radicalización en la UE”, que concluyó con la aprobación del documento 8570/10. La iniciativa forma parte de la estrategia de prevención del terrorismo en Europa, y se concibió inicialmente para grupos terroristas islámicos. Sin embargo, el documento extiende la sospecha de tal forma y en términos tan genéricos que da cobertura a la vigilancia policial de cualquier individuo o grupo sospechoso de haberse radicalizado. Así, un activista de una organización civil, política o ciudadana, sin vínculos con el terrorismo, podría ser espiado en el marco de un programa que invita a investigar desde el “grado de compromiso ideológico o político” del sospechoso, hasta si su situación económica es de “desempleo, deterioro, pérdida de una beca o de ayuda financiera”.
Parece claro al fin que el sistema intenta defenderse por anticipación de la barbarie que está generando. El individualismo asociado al materialismo es la punta de lanza de un sistema que jamás ha gozado de tantos instrumentos para la manipulación de masas. Edward Louis Bernays en su libro “Propaganda” publicado en 1928 explicaba ya como manipular la opinión publica en democracia. Es el padre de la propaganda política institucional. El objetivo es la producción inconsciente del consentimiento de las masas manipuladas por una élite. ¿Cómo se puede explicar sino que la prensa o las televisiones que tan poca riqueza generan (muchos medias están en crisis permanente) estén en manos de grandes grupos industriales o mediáticos? Son conscientes de que quién posee la información posee la opinión pública y gobierna el país.
Os invito a seguir de cerca la huelga del metro de Madrid, auténtico caso de escuela de manipulaciones de todo tipo. Es instructivo leer los comentarios de la gente al respecto. Muchos ponen incluso en entredicho el derecho de huelga que en España es de los más restrictivos. Los servicios mínimos están concebidos para que todo movimiento de protesta sea ineficaz. O sea para que el trabajador pierda siempre, con la aprobación y consentimiento de los sindicatos institucionalizados que con sus huelgas sectoriales logran escindir y diluir la ira popular.